Las casas rurales se han convertido en uno de los recursos turísticos más recurridos a la hora de organizar escapadas. Bien en parejas bien acompañados, las posibilidades que suelen ofrecer estas fincas son infinitas.
Por ejemplo, en ellas gozamos de paz y tranquilidad. Suelen encontrarse semiaisladas por lo que no tendremos oportunidad de molestar a los vecinos en caso de querer dar una pequeña fiesta en el jardín.
En contrapartida, este aislamiento suele acortar la estancia ya que tras un tiempo, el turista suele quedar harto de tanta tranquilidad. Además las estancias pueden carecer de ciertas comodidades o tener carencias de habitabilidad.
Por fortuna, y esta es una de las principales virtudes, es que suelen ser significativamente más baratas que los hoteles, aunque eso sí, no dispondremos de servicio de habitaciones por lo que tendremos que encargarnos de comida y limpieza.
Una de las cosas que también suele contribuir a la elección de este tipo de viviendas para el ocio, es que no contaremos con un guía ni un plan cerrado, por lo que se goza de total libertad a la hora de movernos, aunque si tenemos la desgracia de no conocer la zona y no conseguir algún mapa, seguro que nos perdemos los mejores lugares a visitar. Además, en algunas zonas se puede correr peligro de perderse o de meterse en serios problemas.
Pese a todo, lo cierto es que cada día más optan por esta opción y los que ya la han probado suelen repetir. Realmente son pocos los que acaban con un mal recuerdo de su estancia en una casa rural.