Una vez que ellos puedan rodar y sentarse por su cuenta, empiezan a percibir su potencial para ir del punto A al punto B. Entonces de repente, un nuevo mundo se abre cuando empiezan a arrastrarse y tirarse hacia adelante usando una pierna como impulso y llegando hasta juntar varios movimientos diferentes, avanzando gradualmente en su trayectoria por el suelo.
¿Por qué gatear es tan importante?
¿Y si mi hijo nunca aprende a gatear?
Otras veces, los padres se sienten presionados al comparar a sus bebés con otros niños. Ellos pueden querer que sus bebés anden «demasiado temprano», sosteniendo sus manos y practicando de pie antes de que sus bebés estén preparados para eso. Esto puede hacer que los bebés aprendan a caminar antes de pasar por todo ese importante proceso de gateo y de arrastrarse y rodar. Las condiciones físicas y neurológicas también pueden impedir que un niño aprenda a gatear, como sucede en los niños con parálisis cerebral.
En algunos niños, los reflejos primitivos no han sido completamente integrados, lo que puede conducir a dificultades para controlar y coordinar los movimientos necesarios para el gateo.
El desarrollo sensorial también puede influir en la capacidad del niño para caminar. Algunos niños presentan déficit en el nivel del procesamiento vestibular, lo que puede conducir a problemas con la coordinación y el equilibrio. El procesamiento visual también puede afectar la capacidad del bebé de gatear, pues juzga la distancia entre él y los obstáculos a su alrededor. Los niños que tienen dificultades para el procesamiento táctil pueden no desear quedarse en el suelo o pueden no estar dispuestos a gatear sobre varias superficies.
¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo?
Si su niño es mayor y nunca ha pasado por esta fase de desarrollo y las deficiencias en las capacidades descritas anteriormente continúan presentes, no es demasiado tarde para ayudarle a desarrollar estas habilidades a través de divertidas actividades.