Dentro de los ‘perros trabajadores’, los perros utilizados para ayudar al ser humano en diferentes labores, los perros pastores ocupan un lugar especial. Muchos de ellos se encuentran entre los más espabilados y graciosos. Con el tiempo, fueron desarrollando un instinto de mando y de guía para los rebaños que afinó sus sentidos y su inteligencia. Muchos de ellos ya no trabajan, tan solo hacen la vida más fácil y más divertida a sus dueños, lo que no es poco. Perros pastores hay muchos, entre ellos el mítico Pastor Alemán o el Pastor Belga, el Bob Tail o el Colley pero también existen otros algo menos conocidos que quizá resulten ideales para algunas familias. Entre estos, cabría citar al Pastor Maremmano. Este es un perro especialmente delicado y cordial con niños y gatos, lo que dice mucho de su bondad.
El Pastor de Brie también es perfecto para la convivencia en familia. Es muy inteligente, pero algo susceptible y muy sensible. Es un gran trotador y bastante comilón. Dadas sus grandes y espesas barbas, es necesario limpiarlas después de ciertas comidas que las puedan ensuciar. El Bouvier de Flandes es otro de los perros pastores cuya bondad y buen carácter puede adecuarse a todo tipo de personas. En sus orígenes, el Bouvier de Flandes fue tratado duramente, siendo utilizado para conducir grandes rebaños de cabeza de ganado. Este perro causó sensación en EEUU y, de ahí, se popularizó en el resto del mundo. El hocico del pequeño Welsh Corgi se parece al de un zorro, sin embargo, este es otro de los perros pastores cuya nobleza está probada. De patas cortas, el Welsh es un gran trotador y puede ser un compañero sensacional para alguien que ame el campo y la naturaleza. El Pastor de las Shetland tiene parecido con un Colley, aunque es mucho más pequeño. Entre sus características más relevantes está su resistencia a las inclemencias meteorológicas y su buena relación con otros animales domésticos. Es dulce con sus dueños y, se le adiestra, puede ser un excelente perro de guarda como ladrador.