La obesidad y su relación directa con la falta de sueño

 

La obesidad es un problema que afecta cada vez a más personas en nuestra sociedad y que se forma desde la niñez en muchas ocasiones por hábitos de vida incorrectos y por dietas poco saludables que se alejan de la mediterránea y que emplean productos prefabricados y altamente calóricos.

En la actualidad los datos son verdaderamente preocupantes, pues un 23% de la población mayor de 18 años la padece. Esto trae consigo innumerables problemas de salud como es el caso de la diabetes, por un alto índice glucémico, hipertensión arterial, apnea del sueño… Entre los problemas más habituales se encuentra la falta de sueño, tratándose de una consecuencia directa de la obesidad, por lo que la vida de las personas que lo padecen sin duda resulta mucho más complicada. La ausencia de un descanso adecuado repercute en la energía necesaria para el desarrollo habitual de los días, no es posible rendir de la misma manera en el trabajo, el estado de ánimo se ve afectado resultando una persona más irritable…

Pero no sólo los adultos deben enfrentarse a este temido problema, sino que muchos niños se ven avocados a este problema que les afecta en su modo de relacionarse con otros niños así como en su carrera educativa.

Conocer si una persona se encuentra dentro de su peso o si padece obesidad es sencillo teniendo en cuenta el IMC, índice de masa corporal. Se trata de realizar una sencilla fórmula en la que se divide el peso de la persona  en kilos entre la altura al cuadrado. La obesidad se produce cuando este índice es superior a 30, puesto que los datos habituales se encuentran en la horquilla de entre 15 y 29.5 de IMC.

La falta de sueño genera además mayor ansiedad a las personas, aumenta el apetito por lo que la ingestión de alimentos será mayor, en ocasiones alimentos poco recomendables a horas en las que no se podrán quemar las calorías consumidas. Por todo ello descansar menos de 8 horas diarias puede generar y aumentar los problemas de obesidad.

¿Vencer la obesidad es posible?

Sin duda se trata de una tarea que encierra cierta dificultad y que requiere de una gran fuerza de voluntad por parte de las persona en cuestión, que además, puede ser ayudado por su familia y amigos.  Existen ciertos puntos que se pueden intentar y que resultan muy adecuados para este tipo de casos. En primer lugar, nunca se deben evitar comidas con el fin de adelgazar, pues los índices de ansiedad se pueden disparar considerablemente, y pueden llegar a provocar un consumo excesivo de alimentos en la próxima comida.

La utilización de cinco piezas de fruta en la dieta, hacen de ella que resulte muy saludable y más efectiva a la hora de generar energía y consumir calorías con mayor facilidad. Encontrarse activo es siempre importante y, sobre todo, en buen estado anímico para continuar con el proceso.

Evitar la comida precocinada, la bollería industrial y las salsas es fundamental. Se pueden comer y platos exquisitos, que no tienen que ser propios de una dieta, pero sin tener que ingerir tantas calorías como las que contienen los alimentos precocinados de supermercado. De igual modo, las salsas pueden incremental en valor energético de las comidas sin darnos cuenta por lo que habrá que prestar atención a las mismas y prescindir de excesos en el día a día.

Por último, no hay que olvidarse de realizar ejercicio físico moderado, al menos 30 minutos diarios. Paseos moderados pueden ser un buen comienzo para un cambio en los hábitos de vida de una persona y, deshacerse, poco a poco, de la obesidad.