Inteligencia emocional y aprendizaje

Con el pasar del tiempo se ha comprendido y aceptado que las emociones juegan un papel muy importante en nuestras vidas y que para lograr el equilibrio así como  alcanzar el éxito en muchos aspectos, se hace necesario aprender a conocerlas y manejarlas de la forma correcta.

La educación y los distintos métodos de enseñanza han venido incorporando el componente individual en virtud del reconocimiento que no todos los individuos aprenden de la misma manera ni tienen las mismas motivaciones, por tanto no pueden ni deben ser tratados sin considerar esa realidad.

Las emociones: Los verdaderos “influencers”

No cabe duda que las emociones tienen una marcada influencia en el estudio y en los procesos de aprendizaje.

El manejo de las emociones representa el punto de partida para fomentar aspectos tan relevantes  como lo son: la motivación, la confianza, la autonomía, la responsabilidad y el espíritu de superación.

En este sentido la aplicación de la inteligencia emocional en los procesos educativos puede aportar grandes beneficios.

La inteligencia emocional atiende no solo a factores académicos sino también al desarrollo personal como parte motivacional del aprendizaje.

¿Qué es la inteligencia emocional?

Recordemos que la inteligencia emocional consiste en el reconocimiento de las emociones y sentimientos, así como aprender a manejarlos de la forma correcta con el propósito de mejorar el comportamiento, sentirse en equilibrio y saber que se cuenta con la capacidad de desarrollar todas las potencialidades.

Podemos decir entonces, que la inteligencia emocional es la capacidad para gestionar sentimientos, emociones, pensamientos y actitudes con el fin de alcanzar estabilidad emocional y todos los beneficios que esto conlleva.

Una persona que se siente feliz y que está en equilibrio, es una persona motivada, con la disposición correcta para aprender y enfrentarse a los retos que suponen los estudios.

Inteligencia emocional y aprendizaje

Hacer uso de la inteligencia emocional ayuda a mejorar el proceso de aprendizaje gracias al manejo apropiado de las emociones fuertes que se generan como producto de la presión, cansancio y stress que pueden ocasionar todas las obligaciones relacionadas con los estudios.

En los momentos en que inevitablemente aparecen este tipo de emociones es importante poder contar con las herramientas necesarias para gestionarlas y controlarlas evitando conflictos internos y con el entorno.

Las emociones son claves en el proceso de aprendizaje debido a la gran influencia que ejercen sobre la atención, la memoria y la motivación, elementos fundamentales en la educación.

Existe una relación significativa entre el rendimiento, las técnicas de estudio y la inteligencia emocional, considerando que las emociones pueden representar tanto una ayuda como un problema a la hora de estudiar. Todo depende de cómo se manejen.

Haciendo uso de la inteligencia emocional se puede  mantener una actitud positiva frente a los estudios incluso cuando los resultados obtenidos no sean los esperados, recordando los éxitos que se han tenido y la satisfacción por el logro de los objetivos planteados, siendo capaz de revisar la situación, aprender de los errores cometidos y superarlos sin caer en desmotivación o enojos.