Especial Joyas

La joyería viene desarrollándose desde
que el Hombre existe sobre la Tierra. En un sentido estricto, se llama joyería
al proceso de fabricar joyas. Una joya, por su parte, es un objeto que se usa
para adornar el cuerpo, en cuya elaboración se emplean elementos tales como
piedras y metales, y a los que pueden incorporarse otros elementos para lograr
en el conjunto una pieza estéticamente atractiva.
Entre las piezas de joyería se conocen
los anillos, brazaletes, collares, pendientes y adornos para el cabello. A
través de las joyas se transmite a los otros los gustos propios, la
personalidad e incluso la idea de poder en lo económico, social o en lo físico,
manifestado a través de la belleza.
Poseer una joya es signo de satisfacción,
puesto que las joyas son únicas, y esa relación entre el objeto y el sujeto le
agrega valor.
Es tal vez por esa razón que las joyas
más elaboradas, que emplean elementos raros, costosos, escasos, únicos o en
combinaciones poco comunes, se hacen más apetecibles y su valor monetario
tiende a aumentar con el paso del tiempo.
A las joyas se les atribuyen poderes
sobrenaturales. Así, en muchas culturas, las joyas se emplean como amuletos, o
como objetos de protección ante fuerzas desconocidas que escapan del control
del portador de la joya. Para potenciar este poder, se recurre al uso de
materiales raros, escasos, poco comunes o sumamente valiosos. Entre ellos se
encuentra el oro.
Con el paso del tiempo, los avances
tecnológicos y el incremento de la oferta en el mercado, el uso del oro en la
elaboración de joyas al alcance de personas comunes, que no forman parte de la
realeza ni de círculos sociales elitescos, se hizo posible. No dejan de ser
piezas costosas, sin embargo, con una visión clara y una planificación
adecuada, cualquier mortal puede acceder a una pieza de joyería confeccionada
en oro. Y si afina ese deseo, puede agregar también alguna gema preciosa.
Existe registro en la Historia de
piezas de joyas en oro y diamantes que combinaron en su fama la originalidad en su fabricación
como el peculiar destino de quienes lo portaron. He aquí una muestra de ello.
  • El anillo de Lady Di
    Se trata de un enorme zafiro de 18 quilates rodeado de diamantes engastado
    en oro blanco.
    Lleva este nombre pues perteneció a la princesa Diana de Gales, quien lo
    recibió como regalo de compromiso de parte del príncipe Carlos cuando le
    propuso matrimonio en 1981. Hoy en día el anillo pertenece a Kate
    Middleton, quien también lo recibió como regalo de compromiso del príncipe
    William.
Tras este evento, se realizaron y comercializaron muchas copias,
refinadas u ordinarias, pero ninguna alcanza la majestuosidad de la pieza
original.
  • La Tiara de la Princesa Katharina Henckel Von
    Donnersmarck

Fue una joya ordenada por el príncipe Guido Henckel von Donnersmarck, quien era
uno de los magnates más ricos de finales del siglo XIX y decidió contraer
matrimonio en 1887 con la princesa Katharina Slepzow.
La princesa venía a ser la segunda esposa, así que el príncipe encargó
hacer una maravillosa tiara para demostrar su sincero amor.
Esta macgnífica joya está compuesta por 11 gotas de esmeraldas colombianas y
diamantes, engastadas sobre plata y oro blanco.
Se constituyó en la tiara más cara vendida en la historia cuando un
norteamericano anónimo pagó 12,7 millones de dólares por ella en una subasta
realizada en Ginebra.