Amaya: uno de los primeros navegadores

Que disponemos, pero paradójica­mente, va a ser la que defina el futuro del medio, va a ser el usuario el que decida que funcionalidad y que estética prefiere, que cosas espera y que no. Entonces, cuando decidimos hacer una revisión de las herramientas de trabajo para el diseño de páginas web debemos analizar por separado los distintos softwares que existen para cada funcionalidad, porque sus objetivos son distintos, su visión del problema es distinta. Pensémoslo de éste modo: básicamente, diseñar una página web es crear código HTML, porque este lenguaje es el estándar oficial de comunicación entre los servidores y los clientes. Lo que existe como variantes son diferentes maneras de crear ese código HTML o bien diferentes maneras dé extender el estándar HTML, incorporando nuevas funciones para superar las limitaciones del lenguaje original. En éste sentido, sería lógico pensar que la actividad más lógica relacionada con esto es la del programador, pero nos encontramos con la dificul­tad de que se trata de un código relacionado con la presentación gráfica, podríamos considerarlo como un lenguaje de descripción de página, por lo que suele suceder que los programadores, aunque creen código correcto y de la funcionalidad espera­da, se encuentren con problemas para pensar pre­sentaciones atractivas de esa funcionalidad. Aquí es donde entran a jugar los diseñadores gráficos, que se enfrentan al problema inverso. Crean pági­nas atractivas, pero suelen tener problemas para generar la funcionalidad esperada. Esto no es una cuestión exclusiva de Linux, el problema es general a todos los entornos. La diferencia está que en Windows (y Mac) se crearon distintas herramientas para intentar salvar esta brecha, mientras que en nuestro ambiente, más poblado de programadores, éste desarrollo fue algo más lento tal vez por el pre­juicio de que no eran necesarias las facilidades que necesitaban los legos. De esta forma, podemos
pensar dos categorías iniciales como software orientado a la generación de páginas web. Por un lado, los editores gráficos, con técnica WYSIWYG, es decir, «lo que se ve es lo que se obtiene», diría­mos programas al estilo del Dreamweaver de MacromediatAdobe (líder en entorno Windows) y por otro los editores de texto orientados (o con capacidades) al manejo de código HTML y Java-Script (los dos lenguajes base de la Web) más PHP, Perl, Ruby, Java y lo que se les ocurra como herra­mientas posibles de programación para la Web. Aquí el panorama es realmente complejo, muy difi­cil de discernir y la polémica que hay en distintos foros acerca de los lenguajes adecuados para resolver diferentes problemas es inmensa, apasio­nada y desordenada. Volvemos aquí a lo que decía­mos antes, la velocidad del avance técnico es tan grande que es muy difícil (si no imposible) tomar decisiones racionales, en el sentido de decisiones con conocimiento serio del tema a resolver. Cada uno resuelve los distintos problemas como puede, de acuerdo a su experiencia y lo que le resulta más cercano. Dentro de los primeros, no tenemos duda que el principal referente es el programa Nvu, una aplicación al estilo Dreamweaver, bien gráfica, muy intuitiva que no es nada del estilo conservador de Linux pero que simplifica sobremanera el trabajo de diseñar para los no programadores (y para progra­madores también, es muy fácil de usar). Financiado por Linspire, la distro que simula Windows, el pro­yecto Nvu partió del trabajo del Composer de Mozi­lla (aparentemente abandonado) y continuó su desarrollo con la intención de hacer una especie de clon del Dreamweaver multiplataforma. Y más allá que los fanáticos del Dreamweaver digan que está a mucha distancia de las funcionalidades del líder (y puede que sea cierto) el Nvu es un programa que hace todo lo necesario para tener un diseño web sin escribir una sola línea de código. No es la maravilla de velocidad ni estabilidad, y se nota algo crudo todavía, pero es perfectamente funcional. Hace todo lo que tiene que hacer un programa de diseño Wysigwyg para crear páginas profesionales, el único defecto grande que le encontré fue la impo­sibilidad de crear marcos (lo suple mediante CSS, a su entender). La interfaz es muy lograda, el manejo de los menús y la lógica interna es lo que espera el usuario que viene de Windows o bien un diseñador no linuxero. Tiene la contra, por supuesto, de todos Cualquiera que ha intentado hacer el pasaje del diseño gráfico al de páginas web o que haya querido hacer lo mismo de la programación de aplicaciones al de sitios de internet sabe de las dificultades mayúsculas con las cuales se encuentra, el mismo profesional queda disconforme con su trabajo y con sensación de desconcierto. Por supuesto, esto no es universal y siempre hay excepciones, pero quiero hacer hincapié en las dificultades, marcar que nos encontramos con un campo de producción que aún es incipiente y que está más en tiempo de investigación y desarrollo que maduro.

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