Compañero fiel, revelador de categoría y éxito, el oro es, fue y será siempre un sinónimo de lujo y poder, ideal no solo para lucirse en brillantes anillos, pendientes o pulseras, sino también perfecto a modo de a corto y largo plazo en forma de monedas o lingotes, específicamente para aquellos que tengan dinero y quieran asegurarlo bajo un índice de riesgo bajo.
Desde hace ya miles de años, el oro ha funcionado como símbolo de riqueza y éxito personal, algo que no ha cambiado demasiado a día de hoy. Las ventajas y posibilidades de este material son tan amplias como atractivas, además de suponer una opción de gran seguridad económica para todo aquel que confíe en él. Este, como también la plata en menor medida, han sido durante los últimos años los líderes en lo que a compra-venta se refiere, generando con el tiempo una gran cartera de clientes como de empresas dedicadas a la comercialización del mismo, sabedores de los grandes beneficios que supone la disposición de estos materiales.
En primer lugar, el oro y la plata suponen, gracias a su ínfimo coste de fabricación al no conllevar todos los procesos de creación que si tienen las joyas, una adquisición pura, donde el material en su conjunto corresponde al valor total de su materia prima, lo que beneficia enormemente si uno es poseedor de lingotes o monedas. Este hecho, el de poseer el material en su forma pura y de modo físico, tiene un beneficio añadido, puesto que nos permite disponer de ello en cualquier momento o lugar, al contrario que el dinero bancario que se encuentra en forma digital y que, por lo tanto, supone una apuesta más arriesgada y menos práctica.
En cuanto a su valor, el oro, al ser un bien finito, porta en su propio ADN la garantía de revalorizarse con el tiempo (momento en el que las reservas del mismo comiencen a escasear), asegurando no solo la posesión de un material que no se devalúa, sino que posee unos porcentajes altísimos en lo que a revalorización a largo plazo se refiere. Incluso si (y recemos para que no ocurra) el planeta entrase en una gran crisis económica, el oro seguiría siendo un activo fiable y de gran valor en lo relacionado con los métodos de pago.
Por todo el mundo son miles las personas que se han ayudado ya de la venta de sus piezas de oro para conseguir un notable incentivo económico. Son también muchos los que, fruto de sus actividades económicas y laborales, son afortunadamente poseedores de un buen o gran caudal monetario, y que encuentran en la compra de piezas de oro una posibilidad de gran seguridad y beneficios futuros por encima del papel moneda o el propio dinero virtual, cuya naturaleza es mucho más cambiante y por lo tanto de mayor riesgo. Su gran valor pero pequeño tamaño lo hacen sin duda ideal para poder guardarlo en nuestra propia casa sin que ocupe demasiado espacio ni sea notablemente visible, sabiendo uno que posee un material de gran beneficio que además tiene las posibilidades de ser transportado e intercambiado sin apenas dificultades. Siendo más específicos, el precio medio que se paga por el oro es de 25 € por gramo, siendo el pago de la plata de 460 € por kilogramo. En definitiva, un kilogramo de oro puro supondrían nada más y nada menos que 38.000.000 euros. Con apenas unos lingotes o un mayor número de monedas se pueden aunar todos aquellos ahorros o fondos de seguridad que uno necesita guardar, sabiendo que además de una apuesta casi segura, puede resultar una inversión que nos genere beneficios en un futuro.
Confía en el oro y la plata como los aliados perfectos tanto si necesitas reunir algo de dinero como si buscas concentrar tu propio pedazo de economía personal.
Existen numerosas tiendas y personal cualificado para la compra del mismo, además de alguna página web de renombre que da la posibilidad de intercambiar tu dinero por lingotes o monedas de diferentes tamaños y purezas. Invierte ahora y asegúrate un futuro dorado, donde el riesgo y el temor brillen por su ausencia. (Consulta antes de hacer cualquier inversión con un asesor financiero o economista colegiado)