El felpudo, a día de hoy, está considerado como un accesorio más del hogar. Es por ello por lo que, aunque pueda parecer lo contrario, se dedica un tiempo en elegir el más adecuado. De hecho hay tiendas especializadas.
Y es que no es algo baladí. Un tapete impreso puede hacer que la persona que acceda a nuestro domicilio o a una oficina lo haga con un estado de ánimo u otro. Los hay funcionales que únicamente buscan el que las personas que pasen sobre él depositen el exceso de suciedad que puedan portar sus zapatos. Los hay algo más informal que pretenden dar un toque desenfadado al lugar que lo preceden. Incluso los hay, ultramodernos, de fácil limpieza ya que suelen estar ubicados en zonas de mucho tránsito.
En definitiva, como podemos observar, un gran abanico de posibilidades que, en muchas ocasiones, no somos conscientes de que si quiera existe.