Cuando acaba la dilatación, va a comenzar el descenso del bebé, que va deslizándose por el sacro, estirando el suelo pélvico y dando un masaje desde dentro a los músculos de la entrada de la vagina.
Una vez ha concluido el parto, puedes tener la sensación de que la vagina está «abierta» y el ano, un poco hinchado.
También te puede parecer que la base sobre la que se asientan los órganos del tronco el suelo pélvico ha desaparecido, y con ella, la estabilidad del cuerpo.
La buena noticia es que estos músculos, que se van adaptando de modo involuntario al proceso del parto, también pueden moverse a voluntad, por lo tanto, tienes herramientas para mejorar tu cuerpo.
Beneficios de tonificar
Fortalecer el suelo pélvico repercute en tu salud de un modo global y a largo plazo.
Subirás el útero, la vejiga y el recto.
Corregirás y evitarás que se descuelguen (prolapsos).
Activarás tu genitalidad y tu capacidad para sentir placer sexual (el clítoris está envuelto por los músculos superficiales del periné).
Elastificarás las cicatrices que pudieras tener en tu periné.
Colocarás tus glúteos.
Y eliminarás la «barriga» que puede haber quedado del embarazo.
Sacarás un mayor rendimiento a tus actividades deportivas.
Volverás a tener cintura, aunque ahora te parezca imposible.
Te sentirás mejor contigo misma.