Existen lugares donde al ingresar los trabajadores deben dejar el celular apagado, dentro de un locker y retirarlo recién en el horario de almuerzo o a la salida. Otros lugares menos estrictos permiten el uso del aparato, para mensajes, teniendo como condición que permanezcan en vibrador y que el uso no se transforme en abuso. Aunque la prohibición está fundada en recientes estudios realizados por los departamentos de RRHH de varias empresas, donde confirman la baja de rendimiento laboral en sus empleados por el uso de la telefonía celular, ya que arrastran así su vida privada a sus escritorios y de esta manera no logran concentrarse en sus tareas diarias, demoran el doble y pierden rendimiento.
Más allá de cualquier estudio, es de público conocimiento la distracción que nos causa sobre el escritorio la presencia del teléfono móvil, la tentación de contestar el mensaje recibido, de conversar con el ser amado o simplemente de romper con la rutina laboral es muy grande para casi cualquier persona. Pero a causa de la inocente conectividad que buscan las personas que no pueden dejar de usar el celular por un segundo, el trabajo planificado junto con el objetivo de seguir ser productivos en los puestos laborales que se ocupan en las empresas muy productivas y rentables, los jefes instan a sus trabajadores a contribuir con la producción y a no usar la telefonía móvil en horas laborales.