Origen de los Abanicos
Los vitrales son una hoja impresa que tuvo gran popularidad a lo largo del siglo XIX y como veremos en esta sección su uso va más allá de hacerse aire en tiempo calurosos y asustar las fastidiosas moscas. Su origen, sin embargo, viene de lejos. Según el historiador Agustí Duran i Sanpere, los abanicos eran usados en Barcelona ya desde el siglo XV. En un principio eran unas piezas de forma rectangular, normalmente hechas de palma o paja trenzada, sujetas a un mango. Los más lujosos eran decorados con pasamanería, flecos y borlas sólo al alcance de economías poderosas.
Estos abanicos lujosos, eran utilizados en las grandes solemnidades como la del Corpus. Las diferentes corporaciones como los gremios o las cofradías, los confeccionaban con sus distintivos y colores. Al mismo tiempo eran un elemento de distinción con el que el consejo barcelonés obsequiaba a las personalidades invitadas. Esta costumbre aún se mantiene en algunas poblaciones. En los cortejos festivos con participación de las autoridades, como es el caso de la Fiesta mayor de Terrassa, el hecho de llevar el abanico otorga al portador la categoría de autoridad y le da distinción.
Joan Amades en el Libro las Voces de la Calle nos cuenta que estos abanicos derivaron en unos de tipo más sencillo. Estaban hechos con un cartón rectangular, unido a una caña, que le hacía de mango, por el lado ancho del cartón. Había de dos tamaños, una más pequeña para los niños y otra más grande destinada al público adulto. A principios del siglo XIX, se inició la costumbre de imprimir, en cada cara del abanico, un grabado con una leyenda explicativa que primero fue muy breve y en prosa, y que muy pronto fue alargada y versificada, ganando espacio del grabado, que reducirse para dar paso al verso.
Se publicaba un abanico nuevo cada semana y los editores quisieron darle un tono de actualidad, así, constituyó una especie de hoja semanal de información. Esto hizo que los abanicos desfilaran una gran variedad de temas y de motivos, con preferencia de tono satírico .Si pudiéramos poseer la totalidad de los abanicos publicados, podríamos seguir, con mucha exactitud y fidelidad, toda la vida ciudadana decimonónica.
Estos abanicos sencillos eran frágiles. Esta característica hace que se estropeara pronto, y esto hacía que se comprara uno nuevo cada semana. A veces, el nuevo, se compraba sólo por el hecho de estar a la orden del día. Se hicieron abanicos que reflejaban los principales acontecimientos sociales como la inauguración del ferrocarril Barcelona – Mataró o abanicos con propaganda política. El mismo Amades en el libro Apuntes de imaginería nos dice … Los textos excitantes y virulentos de algunos abanicos, influyeron notablemente, en mas de una ocasión, a la excitación de los ánimos y la predisposición del espíritu a estados revolucionarios que atravesó nuestro país el siglo pasado. Dos abanicos atribuidos al notable poeta José Robreño, encendieron la multitud y contribuyeron al levantamiento que en 1835 culminó con la quema de conventos…
Actualmente los abanicos han derivado en banderolas que son utilizadas en eventos de diversa índole. Los podemos ver en los estadios, en mítines políticos en época electoral, como obsequio de una campaña publicitaria, desfiles, cabalgatas etc.
Fotos de abanicos artesanales de http://tiendadeabanicos.com/