Métodos para la eliminación de algunos tatuajes

Antes de realizarse un tatuaje debería tenerse en cuenta que es una situación complicada de revertir cuando por algún motivo no se desea más seguir luciéndolo.
Hasta hace unos años atrás,  la técnica utilizada para eliminar un tatuaje era bastante agresiva para la piel y en ocasiones quedaban marcas de por vida.
En la actualidad y gracias a las nuevas tecnologías como el láser y los productos para el blanqueamiento de la piel todo se ha simplificado y ya la piel no sufrirá las consecuencias de un tratamiento tan agresivo.
Sin embargo, es necesario tener en cuenta que existen algunos tatuajes que no podrán ser totalmente eliminados ya que existen ciertos factores a tener en cuenta, como los colores que se han utilizado, tipos de tintas, profundidad del tatuaje, tipo de piel y el tiempo que ha transcurrido desde que se realizó hasta el día que se decide deshacerse de él.
Algunos de los métodos que se utilizan hoy para eliminar los tatuajes y que mejores resultados prometen son:
El láser: Serán necesarias varias sesiones que dependerán en gran medida del tamaño del tatuaje. El láser produce una descomposición de la tinta y su transformación en pequeños fragmentos que luego el organismo absorberá y eliminará de forma natural. En ciertos casos será necesario el uso de anestesia local y luego del tratamiento es posible que se formen costras y la piel se inflame. También, dependiendo del tipo de piel y su sensibilidad puede cambiar su textura o sufrir de una despigmentación en la zona tratada.
Estiramiento de la piel: Sólo utilizado para borrar tatuajes muy pequeños, es una cirugía menor donde la piel se estira se retira la zona del tatuaje y se cierra con una pequeña incisión. Es necesario el uso de anestesia y generalmente luego de unos días pueden retirarse las suturas.
Escisión: No es muy utilizado ya que se corre el riesgo de dejar cicatrices ya que se cortan pequeñas porciones de piel donde el tatuaje se encuentra y se retira éste en varias sesiones.
Sistema abrasivo: Con productos especialmente formulados se realiza una exfoliación en la zona del tatuaje y se va retirando el pigmento. Son necesarias varias sesiones y no se recomienda para pieles muy sensibles.
Luz pulsada: Es menos doloroso que el láser ya que se emiten pulsos de luz sobre la zona a tratar y en unas cuantas sesiones queda eliminado por completo.

Cremas y lociones: Estos productos en realidad no borran el tatuaje de forma completa y definitiva sino que lo disimula aclarando los colores. Es muy importante realizar este tipo de tratamientos con profesionales acreditados y jamás utilizar métodos caseros, ya que la piel puede dañarse de forma irreparable y quedar cicatrices que no podrán eliminarse.

Adevertencia: este es un artículo de opinión. Lo ideal es que siempre consultes cualquier tratamiento con tu médico de cabecera.