Las ganas de demostrar nuestras habilidades en un nuevo trabajo nos pueden llevar a cometer graves errores que generen el efecto contrario. Cuando somos jóvenes, tenemos muchas ganas de probar que somos buenos y en el camino podemos cometer errores que luego nos pasan la factura.
Aquí cuatro errores típicos que querrá compartir con sus colaboradores jóvenes para que puedan evitarlos:
No cuidar el detalle. Por tratar de entregar el trabajo rápido, a veces, no se revisa la ortografía que las cifras cuadren. Tenga la certeza de que lo primero que hará el jefe es revisar la calidad del trabajo; sobre todo, que los números tengan sentido. Si detecta errores, perderá credibilidad instantáneamente y le será muy difícil recuperarla. No se arriesgue, revise siempre su trabajo antes de entregarlo.
Hablar demasiado. Es natural querer demostrar todo lo que sabemos en los primeros días, pero es mejor primero escuchar y “ubicarse”, entender cómo funciona la cultura de la empresa y su jefe, para luego hablar con propiedad. Si dice algo que no tiene sentido en sus primeros días, puede perder credibilidad rápidamente, terminar con una linda “chapa” o ser producto de burlas, que no le harán nada bien.
Sorprender al Jefe. Sea proactivo, pero jamás sorprenda a su jefe. Manténgalo siempre informado de sus actividades, proyectos y situaciones críticas. Recuerde a nadie le gusta enterarse de las cosas por terceros; sobre todo, si se trata de situaciones sobre las cuales su jefe debió estar informado. Sea honesto y no trate de cubrir errores, resuélvalos.
No prepararse bien. Cuando usted presenta una propuesta, su jefe querrá conocer los antecedentes, costos y objetivos. Le preguntará si ha involucrado a gente clave y qué piensan. Adelántese a sus posibles preguntas y jamás presente una propuesta importante si no ha investigado, hecho los números y no tiene un caso convincente. Si no ha hecho la tarea, no quedará bien.