Para los deportistas extremos fueron diseñados estos vehículos todo terreno que no necesitan motor para superar las pruebas más exigentes, simplemente necesitan de la ingeniería mecánica para llegar a lugares que en otros tiempos se consideraba imposible de acceder.
El mayor logro o avance en el ciclismo se obtuvo cuando se diseñaron las bicicletas con doble suspensión y por si fuera poco se acompañó de neumáticos de alta calidad y capaces de superar los terrenos más rocosos y escarpados.
La historia nos remonta hacia finales de los años 1970 y principios de los 80 cuando fueron cimentadas las bases para el desarrollo de las primeras bicicletas de montaña. Un grupo de ciclistas compitió en el Monte Tamalpais, terrenos muy escabrosos donde sus bicicletas tuvieron que sufrir muchos daños al grado de romperse en algunos casos, fue cuando decidieron buscar una alternativa que les garantizará mayor durabilidad y economía, comenzando a utilizar unas bicicletas viejas con neumáticos 26 x 2.125 que fácilmente podrían comprarse en ventas de garaje a 5 dólares y capaces de soportar las dificultades a las que sería sometidas.
Fue así como nació la idea y posteriormente comenzaron a fabricar en serie las bicicletas de montaña, bicicletas más resistentes a los impactos y con la capacidad de absorber mejor las irregularidades que presentan los terrenos.
Actualmente este tipo de bicicletas utilizan neumáticos que van desde 24 hasta 29 pulgadas, aunque la medida que más es usada es la de 26 pulgadas aparte de ser la más común de encontrar.