Las grandes superficies y, especialmente, las cadenas hoteleras, requieren en todo momento una maquinaria de hostelería diseñada precisamente para cubrir las necesidades que pudieran tener los trabajadores de estos lugares. Dichas necesidades se resumen en las tareas cotidianas que se realizan en cualquier casa (lavar la ropa, limpiar los platos, etcétera), con la peculiaridad de que todas estas tareas deben realizarse a un nivel muchísimo más alto que en una vivienda particular. Es decir, en lugar de lavar diez o quince prendas al mismo tiempo, la maquinaria de hostelería debe ser capaz de lavar cientos de prendas en cuestión de minutos.
Este tipo de máquinas no pueden estar apagadas ni un solo minuto dado que ello generaría una enorme cantidad de quebraderos de cabeza a los propietarios de la superficie hotelera. Hay que tener en cuenta que -por ejemplo- en un hotel se puede llegar a necesitar una enorme cantidad de sábanas en cuestión de unas pocas horas para preparar todas las habitaciones para la llegada de nuevos huéspedes. Y así el mismo ritmo se mantiene durante las 24 horas del día, por lo que sin lugar a dudas las máquinas han de ofrecer un rendimiento que esté a la altura de las circunstancias.
Dejando a un lado la maquinaria que funciona con electricidad, también hay que tener en cuenta que el sector de la hostelería requiere grandes muebles para almacenar todos los objetos que se requieren en grandes cantidades (no solamente sábanas, sino también vajillas completas y productos de higiene personal que cada mañana se reparten en las habitaciones de todo el hotel).
En resumidas cuentas, los requisitos de una cadena hostelera no tienen nada que ver con las necesidades de una vivienda familiar, de manera que hay que recurrir a empresas que estén especializadas en el suministro de objetos orientados al mundo industrial.