La eficiencia energética en la vivienda

 

La energía es imprescindible para el desarrollo de nuestro entorno, gracias a

ella podemos realizar gran parte de la actividad humana en el mundo

desarrollado en el que vivimos.

El mercado de la vivienda es sin duda una de las asignaturas pendientes. Ni

vendedores ni compradores suelen darle la importancia necesaria a la calificación

energética del inmueble. Para profesionales dedicados a la venta de pisos, contar con la

calificación energética de sus inmuebles y que estos ofrezcan un nivel bajo de consumo

supone un aumento del valor del activo, mientras que para futuros compradores esto

supone un gran ahorro para sus bolsillos.

El objetivo europeo 20-20- 20 para el año 2020 espera reducir un 20% el consumo de

energía de los edificios, minimizar un 20% sus emisiones de CO2 y potenciar el consumo

de energías renovables hasta llegar a aportar un 20% de la energía a consumir. Mientras

tanto en España parece que las medidas instauradas por diferentes gobiernos parecen no

haber calado mucho en el sector. Ni el Código Técnico de Edificación (CTE), ni la etiqueta

energética para comercializar viviendas parecen haber tenido mayor repercusión. Ambas

medidas llegaban dispuestas a educar y concienciar a una sociedad que sigue sin valorar

esta característica diferencial a la hora de adquirir una nueva vivienda. Con estos dos

cánones se pretendía hacer una distinción entre inmuebles eficientes e inmuebles

ineficientes. Todo lo contrario ocurre en otros sectores donde los ciudadanos valoran más

esta distinción. A la hora de comprar un nuevo automóvil, una de las cosas que más nos

inquieta es su consumo.

El hecho de ignorar el gasto energético que tiene un inmueble, adquiere mayor sorpresa

cuando vemos como en España de 26 millones de viviendas que hay, quince tienen una

antigüedad superior a los treinta años y otrs seis millones de inmuebles fueron

construid0s hace más de cincuenta años.

Una concienciación por parte de la sociedad española va a reportar muchas ventajas tanto

a nivel individual como al conjunto de los habitantes que residen en el país. Con un

certificado energético revalorizamos nuestro inmueble, el hecho que supone que nuestra

vivienda funcione con menor energía reporta un ahorro económico y un mejor confort

para todos los españoles, puesto que así se reduce el índice de pobreza energética

derivado de la falta de condiciones óptimas.

La etiqueta de eficiencia energética se divide en siete grupos. Desde los más eficientes

hasta los inmuebles con un alto gasto de energía. Las viviendas más eficiente obtienen la

calificación A, B o C. Consumen desde un 55% hasta un 90% de energía. Los inmuebles

que presentan un consumo medio están representados con las letras D o E, estos edificios

consumen entre el 90% y el 110%. Por último, los que demandan un alto consumo de

energía obtienen la calificación F o G, éstos consumen entre un 110% y una cifra superior

al 125%.

Según el Ministerio de Industria, ocho de cada diez edificios obtienen una calificación

energética de D y G en cuanto a consumo y emisiones. En los próximos años las

instituciones deben seguir haciendo hincapié y concienciar a una sociedad que a día de

hoy parece no estarlo.