Hábitos que fortalecen la relación con sus hijos

Tener hijos es una experiencia única y que hace que las mujeres descubran nuevos sentimientos, nuevas responsabilidades y, por supuesto, nuevas alegrías.
Desde el embarazo, pasando por la magia del momento del parto y después de los nuevos descubrimientos, como la primera sonrisa, la primera comida del bebé y el primer paso, la experiencia de la maternidad se muestra única e intensa.

Aunque exista toda esa poesía en el acto de ser madre, y que la experiencia de tener hijos sea algo realmente emocionante y hermoso, no siempre conseguimos conectarnos con nuestros pequeños (o no tan pequeños), especialmente cuando ellos van creciendo y empiezan a interactuar con el mundo de manera más independiente.

Sin duda, la pre-adolescencia y la adolescencia en sí son períodos desafiantes en la vida de una mujer que es madre, y los cambios en el comportamiento de los hijos, que pasan a querer ser dueños de sí, a veces traen miedos y preocupaciones. Afortunadamente, hay maneras de fortalecer la relación entre madre e hijo/a, a continuación conozca algunos consejos valiosos a seguir:

1. Tenga como meta abrazos diarios

La idea aquí es crear contacto físico: abrace a su hijo todos los días cuando se despierta y siempre que él va a dormir.
El contacto físico, por medio del abrazo, es algo que crea un fuerte lazo afectivo, especialmente entre la madre y sus hijos. Los adolescentes pueden no gustar mucho de abrazarse, entonces hay que buscar otras formas de conexión, como una conversación más intensa, demostrando interés por su vida, mientras experimentan una comida juntos. Demostrar verdadero interés por la vida de su hijo, y el abrazar siempre que sea posible, es una actitud que trae resultados positivos.

2. Jugar juntos

Cuando juega con su hijo pequeño y hace desorden con él, el cuerpo del niño va a liberar endorfinas y oxitocina, lo que da la sensación de bienestar y ayuda a crear lazos estrechos entre ustedes dos. Crea situaciones diarias que involucre la risa y la diversión, así su hijo con menos ansiedad y sintiéndose conectado contigo. Apueste en bromas que le ayuden a crear valores sobre cooperación y liderazgo.

3. Deje la tecnología a un lado

Cuando esté con su hijo, no se quede chequeando sus redes sociales ni haga que se siente estresado con el exceso de fotos que le toma. Créame: para los niños, su amor vale más en la práctica que en las fotos del Instagram.Cuando no hay interferencias tecnológicas, la conexión es más fácil y verdadera.

4. Entienda los momentos de transición

Los niños no siempre logran lidiar muy bien con la transición de una fase a otra, y va a ser así por un buen tiempo, por lo que terminan teniendo comportamientos más agresivos y rebeldes a veces. Por eso, la idea es mostrar que está allí, usar siempre el nombre de su hijo, mirarlo a los ojos e intentar hacer que él sonría y perciba que puede contar con su comprensión y su apoyo.

5. Dedique tiempo exclusivo para cada uno de sus hijos

Si tiene más de un hijo en casa, es bueno que dedique un tiempo exclusivo a cada uno de ellos. Estamos hablando aquí de algo como 15 minutos al día, y en ese tiempo debe mostrar interés y atención para el niño o para el adolescente con el que está interactuando.

Una buena sugerencia es que cada uno tenga su día de elegir una actividad. En sus días, busque realizar tareas que involucren contacto y que, de preferencia, hagan que su hijo se divierta y ría bastante.

6. Deje que su hijo llore

Dejar que su hijo llore es una buena forma de mostrarle que tiene la oportunidad de mostrar sus sentimientos y, además, puede aprovechar la ocasión para ayudarle a manejar sus problemas.

No le digas a tu hijo que su llanto te deja triste o con rabia – en vez de eso, demuestra compasión e interés en ayudar. Cuando el niño siente que su frustración o su rabia se entiende, él comienza a aprender a manejar estos sentimientos con más facilidad y, una vez que esto suceda, va a ser más relajado y cooperativo.

7. Aprender a escuchar y demostrar empatía

Demuestre interés por lo que su hijo habla, y siempre estimularlo a contar cuáles son las cosas que le dejan feliz, lo que le angustia, lo que le da miedo y así. Esto va a hacer que vea las situaciones desde la perspectiva de su hijo y, a partir de ahí, crea empatía.

8. Esté presente

Aquella historia de que el tiempo pasa demasiado rápido es la más pura verdad, entonces aproveche cada momento al lado de su hijo, pues cuando menos se imagina él ya estará pensando en cursar la universidad en otra ciudad.

La sugerencia aquí es simple: cuando esté con su hijo, realmente esté con él, evite quedarse pensando en problemas en el trabajo o en la ropa que necesita ser lavada sin falta. Interactúa, viva, sienta las emociones de su hijo, abrácelo siempre que sea posible y no deje de preguntar lo que él piensa sobre la convivencia familiar. Si todas las familias fueran así, tendríamos niños y personas adultas mucho más felices.