EL MILENIO ES RETRO

 

A inicios del nuevo milenio retro, las tendencias en estilismo y maquillaje empiezan a ser más estudiadas; se incorpora la técnica del visagismo para encontrar el look que favorezca individualmente a cada quien. Los tonos se adaptan al color de piel, retomándose las pestañas postizas y los delineados, las sombras se difuminan, los labios se suavizan y aparecen los brillos.

Lejos de llegar con novedades, los 2000 adoptan tendencias retro, como los pantalones a la cadera (para que algunas dejaran ver el abdomen y los muy de moda piercings en el ombligo), los tops, el cabello al natural, los atuendos frescos de colores africanos o jamaiquinos y las franelitas frescas y claras, popularizadas por los hippies un par de décadas atrás.

EL MILENIO ES RETRO Y UNA NUEVA MODA NACE

Con la llegada del nuevo milenio retro, surge la ansiedad de buscar la inspiración en las décadas anteriores, “lo único nuevo son las texturas logradas gracias a los avances de la tecnología”; regresan las tendencias de décadas pasadas, pero con toques acordes al momento; para ello se incorporan materiales que evocan la ciencia ficción, diseños plásticos, telas metalizadas y texturas brillantes.

Se imponen los pantalones de jean de tiro bajo, las ojotas y los tops; progresivamente dejan de producirse los pantalones sobre la cintura y los nuevos modelos apenas alcanzan la cadera o la semicadera para dejar al descubierto el vientre o la espalda. Entre los varones, avanza la moda de los pantalones anchos, popularizados en los 90 por los amantes del rap y el hip hop, inspirados en estos ritmos, surgen estilos nuevos como el reggaetón, que trajo consigo vestimentas propias, pero muy similares a la de los raperos.

A su vez, la tendencia gótica fue adoptada por los funkies y emos, con la presencia del color negro en sus prendas y maquillaje. Los pantalones Oxford, de oda cuarenta años atrás, resurgen con éxito, así como las minifaldas, las faldas vaporosas y los jeans con aberturas y estilos desgastados. Entre tanta evocación, no podía faltar el regreso del encaje, tan de moda en décadas anteriores por su delicado y dulce aspecto, las faldas tejidas en organza y tul, y los corsés de brocados calados.