Todo emprendedor, además de sus competencias intelectuales, debería conocer sobre teorías de liderazgo, motivación y trabajo en equipo. Muchos emprendimientos fracasan por motivo de malas relaciones entre los integrantes del equipo de trabajo.
Mala comunicación, irrespeto y ostentaciones de poder y de ego, que se ven fortalecidos por un líder que muchas veces desconoce de estos temas y que son habilidades que lamentablemente no se enseñan formalmente durante el proceso educativo.
El liderazgo de un emprendedor es un factor crítico en el éxito del negocio y es un elemento valorado si su negocio requiere el apoyo de inversionistas.
Para iniciar, es necesario definir qué se entiende por liderazgo, y como se diferencia de otros términos.
Liderazgo y autoridad se definen como “arte”. Como tal, se puede considerar que un arte es una destreza aprendida o adquirida; el liderazgo, el influenciar a otros es en realidad una serie de destrezas que cualquiera puede aprender y desarrollar si lleva a cabo acciones correctas.
Contrario a lo anterior, poder se define como una capacidad para forzar ya sea por la posición o fuerza, es decir no es un asunto de influir sino de temor. Existen cientos de ejemplos clásicos de personas que buscan que la gente haga a través de la exposición de su poder. Frases como “O lo haces o te echo a la calle”, “Las cosas se hacen a mi manera”, “ O lo haces o …. (lo que sea)”.
Es claro por tanto la gran diferencia con la definición de poder: con la autoridad y el liderazgo se consigue que la gente haga lo que se le pide de forma voluntaria. Mientras que con el poder la gente actúa coaccionada, no por voluntad propia.
Si usted dirige un emprendimiento o empresa debe tener claro esta diferencia, pues la naturaleza coercitiva del poder, desgasta las relaciones, más aún cuando el poder es mal empleado. Podrá llevarse a cabo unos cuantos proyectos pero con el tiempo, el poder llega a deteriorar seriamente las relaciones entre usted y el resto de los miembros de equipo.
Así las cosas, se puede afirmar que usted tiene dos caminos para lograr que una tarea se lleve a cabo, mediante una demostración de poder o mediante autoridad y liderazgo para ganar la voluntad de los miembros del equipo.
Si dirige con poder generalmente va a estar centrado en la tarea y no en la relación humana con el resto del equipo. Para usted, hay que lograr el objetivo sin importar los medios o las consecuencias, esto lo vuelve un tirano donde el equipo de trabajo sufrirá cambios constantes en el personal, rebeldía, falta de calidad, bajo nivel de compromiso, bajo nivel de confianza entre otros síntomas.
Un negocio donde el emprendedor asuma este estilo de dirección demostrará poca confianza en los miembros del equipo, centralizando la toma de decisiones y motivando mediante el temor, recompensa o castigos, dando gran importancia a la disciplina y eficacia. El emprendedor debería ser consciente del riesgo que esto conlleva, pues este estilo de liderazgo como se ha visto causa un alto nivel de descontento entre los miembros del equipo.
El emprendedor que sabe incorporar la inteligencia emocional y social al trabajo de dirección es un líder capaz de construir y dirigir equipos efectivos, de planear y tomar mejores decisiones, de motivarse y motivar a la organización o grupo de influencia, de comunicar una idea o visión creativa y de esperanza; de promover el cambio, de desarrollar relaciones interpersonales sólidas y a generar mayor confianza y certidumbre en el grupo que influye.
Además, el líder sabe discernir el estilo de liderazgo a utilizar, según el momento y la situación que atraviesa el equipo y sus miembros, y de establecer el ambiente que se requiere para generar los resultados que pretende alcanzar.
El líder es el primer creyente en la idea y en el negocio. Es quien motiva, da dirección y mantiene el espíritu de confianza en los demás. El líder convence que el trabajo que están haciendo tiene sentido y vale la pena, sea porque sirve para cambiar el mundo, para innovar o para retar el status quo. Un buen líder hace que las personas se sientan valoradas y apreciadas.
Su tarea como líder debe ser establecer un ambiente de confianza. Para fomentar una atmósfera de confianza, usted da su palabra y cumple sus compromisos. Al hacerlo, pone el ejemplo, demostrando que espera que lo sigan todos los miembros del equipo. Si el líder no da seguimiento a ninguna sugerencia, pregunta o inquietud, perderá credibilidad. En casos en que las cosas no resultan como se pretendía o esperaba, es importante que el líder dé una explicación para no perder credibilidad.
Un emprendedor con liderazgo, lleva a cabo las tareas asignadas fomentando al mismo tiempo las relaciones humanas, lo cual generalmente lleva a equipos de proyecto que funcionan. Las relaciones humanas en todo ámbito son fundamentales.
Sin gente, no hay proyectos, y sin proyectos no hay negocio. Las familias que funcionan, los negocios que funcionan, los equipos que funcionan todos tienen como característica las buenas relaciones humanas. Un buen emprendedor debe construir relaciones en su equipo que funcionen.
Por otra parte, el emprendedor no debe confundir el liderazgo con la administración. Tenga claro que se administran cosas, pero se lidera la gente. La administración está para que la gente haga lo que hay que hacer. Los administradores dan órdenes, los líderes comunican.
Un emprendedor debe tener un carácter dual, es decir, asumir la faceta tanto de administrador como de líder. Es primordial entonces que el emprendedor conozca y tenga claro que si bien su función es la de administrar la planificación y ejecución de su plan de negocio, debe preocuparse también por el trato con la gente y por establecer una visión.
Como emprendedor que administra, trabaje siguiendo el plan de negocio, preocupándose por el cómo y cuándo mientras que en su papel de líder preocúpese por el qué y el por qué. Como administrador debe mantener los pies sobre la tierra y tener claro la realidad en la que se encuentra el proyecto, pero como líder debe mirar hacia el horizonte, pensar a largo plazo. Como administrador debe tratar de hacer las cosas como es debido, como líder debe hacer lo que es debido.
Un líder no se forja de la noche a la mañana, pues es un proceso continuo de aprendizaje a través del cual se van adoptando y aprendiendo comportamientos. Nadie puede decir “ya soy un líder”, pues el liderazgo es un proceso continuo de aprendizaje que dura toda la vida. Para ello la persona debe querer empezar a adoptar la manera de pensar, aprender las habilidades y a desarrollar los hábitos de la persona que se desea ser.
Las diferentes teorías de liderazgo plantean una serie de características comunes para un líder tales como:
- Honradez
- Digno de confianza y confía en los miembros de equipo.
- Ejemplar
- Pendiente de los demás
- Comprometido
- Atento
- Exige responsabilidad a la gente
- Trata a la gente con respeto
- Anima a la gente
- Guía
- Actitud positiva, entusiasta
- Aprecia a la gente
- Responsabilidad
- Respeto por el equipo
Si analiza, las características anteriores se pueden clasificar todas como comportamientos, y dado que el comportamiento es una materia de elección, una persona puede o no decidir comportarse de esta manera. De esto podríamos inferir que efectivamente el liderazgo se puede aprender si se desea seguir una serie de actitudes y comportamientos específicos.
No obstante, y teniendo claro todo lo anterior, el requisito principal para ser un líder es tener la voluntad para hacerlo y adoptar nuevas formas de comportamiento.
En sus manos está definir cómo desea dirigir su propio negocio. Trate de ser más un líder que un jefe, y tendrá un ambiente más propicio en el cual trabajar por ser exitoso.