Este artículo en especial me llena de gusto en escribirlo porque nada puede ser más grande que el amor de un padre. Hace unos días atrás mi pequeño hijo de dos años de edad, subió a la azotea con una amiga de la familia que lo llevo de casualidad. Yo estaba trabajando en mi despacho, y su mamá se detuvo a lavar algunos trastes de la cocina, cuando en un instante escuche que mi hijo hablaba y llamaba a su madre. Pensé que estaba en el primer piso y me detuve a buscarlo, y de pronto me di cuenta que estaba en el techo justo en el filo para caer. Mi corazón comenzó a latir muy rápido y me asuste como nunca, trate de mantener la calma y le dije hijito no vayas a caer con una voz muy suave, porque no quería asustarlo, y se me cae. Nunca olvidare ese momento de mi vida, que se me estremeció todo el cuerpo y casi me da un infarto.
Amor
Solo en un instante pude entender que sin el mi vida no tendría sentido, y que él es el motor de mis sueños. Al mismo tiempo entendí a mi padre a quien tanto amo, todo lo que sufrió por mí, por las decepciones que le cause, y aun así siempre me perdono. Esto solo se puede traducir en amor, un amor puro y verdadero.
Padres incomprendidos
Muchos podemos decir que nuestros padres no quieren que seamos felices al no dejarnos ir a las fiestas, o darnos permiso hasta altas horas de la noche, y decimos que son malos, muy malos, sin darnos cuenta que lo hacen para protegernos. Si mi hijo algún día dice que tienen un padre muy malo, yo estaré feliz, porque sabré que todo lo que hago es por su bien, y sobre todo lo hago con el amor más grande del mundo, el amor de padre.