Viajar a Sudamérica

Viajar a Sudamérica

No se puede esperar para adaptarse a todo lo que América del Sur tiene para ofrecer en un solo viaje –o dos o tres o cuatro-, para ser justos. Sin embargo, para aquellos que planean hacer un gran viaje –que fácilmente podría dividirse en algunas cuatro aventuras-, acá van algunas recomendaciones, ya que siempre hay que recordar que, sin importar qué tanto se planee, siempre puede haber desvíos ya que hay mucho por ver a los lados de cada ruta.

El sur de Brasil

Comience en Río de Janeiro, donde las playas y bares de samba comenzarán su viaje con gran estilo. Hacia el sur a la Costa Verde, respaldada por montañas boscosas y lleno de joyas escondidas, existen diversas locaciones paradisíacas, como el Paraty colonial y las playas impresionantes de Ilha Grande. A continuación, gire hacia el interior hacia las ciudades históricas de Minas Gerais, uno de los principales asentamientos portugueses durante la época de la colonia. Echa un vistazo a la capital de Brasil, Brasilia, en toda su gloria retro-futurista, antes de experimentar la gran variedad de vida silvestre en los vastos humedales del Pantanal –una gran alternativa a las Galápagos, si no dispone de mucho tiempo para visitar el continente. Ilha de Santa Catarina es el hogar de algunas de las mejores playas que puedes visitar en Brasil, antes de concluir con grandes cascadas y caminatas intensas, y escaladas en las bases de las verdes montañas de Canela y Gramado.

El norte de Argentina, Paraguay y Uruguay

Comience en la más cosmopolita de todas las ciudades de América del Sur: Buenos Aires. A partir de aquí, lo mejor es salir de Argentina hacia la histórica ciudad de Colonia del Sacramento, para caer inevitablemente en los encantos de Uruguay. Llegar a las playas del este para el surf y escapadas de sol seguro, para adaptarse a cualquier presupuesto, antes de regresar a la frontera a Rosario. Pasear por los bares de moda y centro colonial de Córdoba, y aventurarse al oeste de Mendoza: un paraíso para los sofisticados amantes del vino. La montaña más alta del hemisferio occidental, Cerro Aconcagua, es una necesidad, por supuesto, pero un paseo a través de la Plaza Central en Salta no se debe perder tampoco. Otra parada obligada es el avistamiento de flora y la fauna en los exuberantes bosques nublados del Parque Nacional El Rey, para luego saciar su sed de cascadas épicas en Iguazú y terminan en la cercana Ruta Jesuítica, el sitio de las ruinas jesuíticas del Paraguay.

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