Con la llegada de la tecnología informática a las tiendas y los negocios de todo tipo, las labores de almacenamiento y contabilidad se han reducido y simplificado de un modo exponencial, tanto que ahora se puede asegurar que prácticamente una sola persona puede llevar un control completo de un almacén de grandes dimensiones solamente con la ayuda de un ordenador y una impresora. Las cajas registradoras marcaron un comienzo en el control de los fondos de la empresa y la cantidad de distintos artículos que formaban parte de las listas de productos de un almacén.
Gracias a los diferentes programas informáticos se puede hacer una hoja de cálculo o algún otro tipo de software de control con el que no solamente se puede tener un detallado inventario de los productos que hay en un almacén, sino que además se puede hacer de manera automática un apunte contable en el que aparezca el stock, las unidades vendidas, el precio que cuesta comprarlo para el almacén y hasta el beneficio que se ha logrado con su venta, además de poder llevar a su vez un registro de los impuestos que se deben pagar o las deducciones fiscales por la adquisición de nuevos materiales con los que reponer las estanterías de los diferentes establecimientos, incluso pudiendo controlar varios almacenes o los diferentes productos y el lugar en el que está cada uno de ellos, bien sea disponible para la venta o en el almacén para poder saber en todo momento si se dispone de él en el caso de que se agote en los mostradores.