Los mayas, son la civilización más importante que bajo sus conocimientos científicos y astronómicos predecían los mejores tiempos de cultivos, las fechas ideales para la recolección de la cosecha y el periodo exacto para la resiembra.
Guiados por la luna, los registros y la observación, los mayas determinaron en que periodos se presentaban las lluvias, esto era aprovechado por la burocracia y lo utilizaban para controlar al pueblo, pidiendo adoraciones a sus dioses, ritos y sacrificios a cambio se esperaba recibir los mejores frutos en las próximas cosechas. Esta práctica, consistía en ritos sagrados acompañados de sacrificios en los templos como la acropolis, una de las edificaciones más importantes de los mayas.
Al inicio los mayas cultivaban en lugares cerca al bosque, al agua, al sol y al resplandor de la luna o dependiendo el Dios que adoraran en su entorno, puesto bendecían sus cultivos y respetaban las fechas que por tradición eran enviadas por los dioses.
Las técnicas de perfeccionamiento llegaron al emplear verdaderas maquinarias en madera y cerámica para el laboreo diario del campo, el miembro tradicional buscaba alimentar a su familia e intercambiar aquel recurso que no cosechaba por medio de trueques.
Los mayas en su calendario, establecieron las fechas de invierno y verano, a pesar de las creencias religiosas, los científicos mayas sabían con exactitud cómo se comportaba el medio ambiente que los rodeaba y cuando estos se equivocaban pedían al pueblo sacrificios, grandes fogatas, quemas y ritos obligaban a sus dioses a pagar sus plegarias. Se presume que los mayas entendían el factor Humo-Ambiente para generar lluvias, aunque para entonces los ciclos de lluvias y sequedad no variaban notablemente.
La agroecología maya era sencilla, cultivo – recogida – corte, cuando la tierra no aportaba los nutrientes necesarios para sus cosechas, estos la quemaban, la removían y abonaban, se cree que los principales abonos eran estiércol y desechos orgánicos.
Basados en ello, hoy en día, el concepto no ha cambiado notoriamente, las producciones más limpias son las cosechadas en terrazas, respetando el horario de siembra, la estación del año, el modo de recoger el fruto y de abonar las tierras. A diferencia de la quema, los mayas impartieron el modelo de agricultura perfecto para el trabajo de campo.
De los registros mayas, se ha logrado aprender las consecuencias del crecimiento acelerado y producción forzada, se estima que uno de los factores que indujo a la cultura maya a su reducción fue el alto crecimiento demográfico que presentaban en sus colonias, con ciudades como Ki`Che con más de un millón de habitantes, el agricultor maya se vio obligado a entrar en los bosques, cortar y quemar de manera excesiva, induciendo a cazar a sus pobladores pero desplazando grandes masas de animales y extinguiendo varios tipos de plantas en sus regiones. Los mayas pagaban tributo a sus dioses por estas acciones, demostrando que lo hacían por necesidad y que respetaban la naturaleza y los dioses que la protegían.
El impacto agroecológico maya fue marcado por las variables de exactitud, precisión y opción, esta última era ordenada por el poder religioso quien inducida al indígena a cosechar nuevas semillas de tierras lejanas. Los errores, aciertos, métodos de cultivo, modo de cosecha y práctica de siembra para introducir la nueva semilla a la tierra, ha sido de los manuales más leídos de la historia por académicos productores buscando perfeccionar las prácticas de cultivo ecológico y ambiental que hoy en día se maneja.