Las clases de teatro en la historia


 
En la actualidad una de las actividades de esparcimiento golpeadas por los avances de la tecnología es el teatro; no porque la industria tecnológica lo ataque, sino porque dentro de los seres humanos se ha perdido la pasión  y el interés por el mismo, sin embargo, es un roble, pasaran milenios, antes de que desaparezca, porque el teatro va intrínseco en nuestras actividades diarias, nos representa, nos identifica.
Pero entremos en materia, para las personas que poco o nada conocen sobre el teatro, debemos empezar por aprender cuales son las clases de teatro que existe dentro de las distintas culturas del planeta; entre las cuales podemos observar  al teatro occidental, el teatro clásico, el  teatro griego, el teatro romano, el teatro medieval, el teatro religioso, el teatro neoclásico, el  teatro del siglo XVIII, el teatro del siglo XIX, el teatro romántico, teatro del renacimiento, el teatro medieval profano, el teatro simbolista, el teatro expresionista y el teatro del absurdo.

Estas clases o tipos de teatro, han nacido desde el mismo momento, que el hombre quiere comunicarse y transmitir sus ideas, por esta razón es difícil situar una fecha exacta de los orígenes de cada clase de teatro; lo que han logrado los amantes de esta bella arte,  es conseguir vestigios,  de obras  realizadas en la antigüedad, incluso en épocas de Antes de  Jesucristo.

Indudablemente, una de las mejores sensaciones que le aconsejaría vivir, es la de asistir a un teatro,  no importa si las instalaciones son monumentales o simples, la sensación es exactamente la misma, sentirás que le envuelve un aire de gozo, la espera para ver la obra, es de un nerviosismo controlado acompañado de una tensa calma, y cuando inicia el acto, el público aclama y ovaciona la entrada triunfante de los artistas,  pero esto es solo el comienzo, durante la obra, puedes vivir momentos de asombro, de pánico, nerviosismo, reír, llorar, sentirás amor, tristeza, entraras en la obra y empezaras a ver con que personaje te identificas, es realmente magnánime la sensación vivida en ese lugar. Para cuando finalice la obra, tu como espectador, te convertirás en el juez o verdugo de los actores, estos seres que se despiden con venia de su amado público y que solo esperan gozar de la sensación más hermosa ellos le pueden regalar, la aprobación y ovación de su labor por medio los aplausos, arengas y risas de sus maravillosos espectadores.

Por eso entenderás, que aunque pasen mil años más, que la especie humana sufra grandes  catástrofes que la dejen al límite de la extinción, el teatro no se acabara, porque hace parte de nosotros y nos representa.