Dicen que todo hombre debe hacer tres cosas en su vida: tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro. De las tres cosas parece que la que menos se hace y al final resulta más complicado llevar a cabo es la tercera.
Escribir un libro parece algo tan difícil que algunos piensan que se necesita tener unos conocimientos excepcionales o una titulación específica para poder llenar páginas con contenido que sea realmente significativo. Pero para hacerlo no necesitamos tener una mente privilegiada.
Si bien es cierto que no todos podemos escribir un manual técnico especializado en algún campo específico, todos podemos aportar algún conocimiento que nosotros tengamos y que puede complementar o hasta perfeccionar detalles relacionados con alguna labor. Todos sabemos hacer alguna cosa mejor que otros, y lo que tenemos que hacer es organizar las ideas y escribirlas como si estuviéramos enseñando a alguien, o incluso tal y como nos gustaría a nosotros que nos lo explicaran.
Si finalmente nos animamos a escribir un libro, que no nos importe tener que rectificar o hasta romper páginas o capítulos enteros hasta estar seguros de que el resultado final es el que queremos. Luego podemos hacer uso de las diferentes páginas de autoedición que existen en la red, con las que no será necesario visitar editoriales para ver si alguna nos edita el libro.
Si no nos decidimos a escribir algún tipo de manual o libro que explique algún campo, siempre nos podemos atrever con algún libro de historias que no requiera mucho trabajo de leer, un fizzy book (o libro ligero) con alguna historia o recopilación de historias que hayamos inventado, que nos contaron de pequeños o, por qué no, podemos recopilar las recetas de cocina que mejor nos salgan y sorprender a todos con nuestros conocimientos o imaginación.