Para comenzar, vamos a definir «endeudarse»: es cuando utilizamos dinero prestado de un tercero para comprar ahora y pagar en un plazo de tiempo (generalmente largo). ¿Cuál es el inconveniente? Que normalmente se cobran intereses, es decir, que terminamos pagando más de lo que nos han prestado. En algunos casos, muchísimo más.
Son unos pocos los afortunados que pasan la vida sin endeudarse. Muchos de nosotros no podemos comprar con dinero en efectivo ni un auto, ni una vivienda, por ejemplo. En determinadas ocasiones tiene más sentido pedir dinero prestado que desembolsar el total de golpe, e incluso puede resultar beneficioso fiscalmente.
De más está decir que un exceso de endeudamiento hace estragos en cualquier presupuesto, ya que tiende a aumentar nuestros gastos fijos mensuales hasta niveles difíciles de sostener. Esta situación hace que sea una angustia llegar a fin de mes y que resulte prácticamente imposible poder ahorrar lo suficiente como para poder lograr nuestros objetivos financieros a medio y largo plazo.
Una buena gestión del endeudamiento, es decir, la utilización inteligente de crédito (*), nos permite:
- Aumentar nuestro poder de adquisición inmediato.
- Una mejora en nuestra calidad de vida.
- Solucionar emergencias financieras.
- Mantener los costes del crédito a niveles razonables.
Lamentablemente, muchas personas tienen un concepto erróneo de lo que significa crédito y, en vez de utilizarlo para su beneficio, ellos mismos terminan siendo los perjudicados.
Aclaración: Aquí nos referimos al significado genérico del término “crédito”, definido por la Real Academia Española como “cantidad de dinero, o cosa equivalente, que alguien debe a una persona o entidad, y que el acreedor tiene derecho de exigir y cobrar”.